El cuerpo - Rafael Ríos B.
El cuerpo
Su mirada me temía. Pero sus piernas no dejaban de avanzar. Sus manos tomaban la cartera y la acercaban a su cuerpo. Dejó de mirarme. Burlaba mi existencia con pasos cada vez más ágiles. Su cuerpo se alineó con el mío. Sus manos dejaron la cartera y cubrieron su rostro. Sus piernas cedieron y la tiraron al suelo. Su mirada dejó de parpadear. La lluvia no me permitió oír el grito de su muerte. Entonces, me desperté.
Mi brazo ardía. Sangre salía por mi muñeca. Me levanté de la cama e intenté recordar el rostro. Lo imaginaba cubierto por sus brazos, lo veía tendido en el suelo. Sangrando en la lluvia. Pero había olvidado sus ojos de miedo. Su cabello no tenía color en mis recuerdos. No había pasado.
Tomé las vendas de la mesa, me las coloqué en la sangre. Me senté. Tomé un libro. Leí dos líneas cuando pensé en ella. En su vida siendo arrebatada por mis manos. En su lamento silencioso. Sentí el espesor de su cuerpo atravesado por mi arma. Dudé de mí mismo. Comencé a ahogarme con el aire de mi pecho. Lo había hecho. El sonido del oxígeno se hacía más intenso. La lluvia inundaba mis oídos y entre ella un grito. Mis pulmones tragaban desesperación. Aunque seguía sin imaginar el arma. Solo había sido un sueño.
Me paré, salí de la habitación de hotel. Me dirigí a la cafetería. Pedí un café. Intenté mirar la televisión, no podía. Veía su silueta desplomarse ante mis ojos. El señor que me atendía se acercó con la bebida. El arma se hacía cada vez más clara. Se sentó a mi lado.
—Disculpe, ¿puedo compartir una taza de café con usted?
—¿No tiene clientes que atender? —Eran las 6 de la mañana. El único ruido era el cuerpo de ella dejando de funcionar.
—No veo a nadie.
—Está bien. Solo una taza. —El cuerpo había cedido. No gritaba, no se resistía. Mis manos se llenaban de sangre. No quería hacerlo.
—¿Se encuentra bien?
Sus palabras no apaciguaron el cadáver de mi mente.
—Sí.
—No es que lo quiera echar de mi local, pero que no fue antes de ayer que me dijo que estaría solo por una noche.
—¿Le dije eso?
—Sí.
—¿En qué momento?
—Cuando me invitó un café.
No podía recordarlo.
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RAFAEL RÍOS B. (Lima, 2001) Estudiante. Amante de las buenas historias. Participó en el libro de relatos ¿Quiénes abren las puertas?
*Este relato está incluido en el libro 11 relatos sin final feliz (VV.AA.; Edit. Poetas y Violetas, 2020)
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