nuestro pequeño secreto - Anthony Ccori Guerrero

nuestro pequeño secreto

papi me despierta para ir a la fiesta. le pregunto por mami. me contesta que está en el baño haciendo pis y no quiere que vaya a interrumpirla. yo sé que papi miente. mami no está haciendo pis, ella está enferma y se encierra en el baño para tomar su medicina. una vez le pregunté si lo hacía porque estaba con fiebre. me respondió que no, que ella estaba un poquito mal de la cabeza y ese medicamento le evitaba pensar en cosas malas, como la de matarnos.
    mi mami se comporta como los zombis de las películas, aunque deja de serlo cuando papi no le trae su medicina; grita y llora con tanta fuerza que se escucha por toda la casa. yo suelo correr hacia mi habitación, subirme a mi cama y taparme con las sábanas hasta que pasan los minutos y deja de hacer ruido. ahí es cuando decido buscarla a su habitación, pero a la puerta le pone llave y no me abre ni responde cuando la llamo. mami es un poco descuidada sin sus medicamentos, ya que siempre amanece con un brazo morado. papi me dice que es torpe y ambos reímos de lo poquito tonta que es mi mami.
    le pregunto a papi si esta vez habrá niños en la fiesta. responde que por el momento solo podemos ir a las que siempre vamos. le digo que yo quiero ir a una fiesta donde haya niños, dulces y payaso; no a la que vamos siempre. me consuela con besitos y promete que para mi cumpleaños habrá todo lo que pida. lo quiero mucho, siempre me engríe.
    estamos sentados en el taxi. mi mami sigue como zombi. noto que su brazo derecho está morado, se lo toco y parece que no le duele. qué torpe es mi mami. la beso en la frente. mi papi ve lo que hago y sonríe. observo a papi y noto que su nariz está sucia como siempre. lo limpio, son los residuos de esa cosa fea que papi esconde desde que me vio comerla; igual no sé para qué lo hace si cuando la probé sabía horrible. además, me asustó porque por unos minutos no sentía mi lengüita.
    llegamos a una plaza. en el medio veo la estatua de un señor en un caballo. mi papi dice que se llama martín. caminamos hasta llegar a un lugar donde hay muchos restaurantes abiertos. nos quedamos en uno que tiene sillas en la entrada. menos mal no ingresamos porque la música es alta y no nos deja hablar. comienzo a mirar por los alrededores y no veo a ningún niño. en mi programa favorito dicen que los niños deben tomar la leche, cepillarse los dientes y dormir temprano. papi me dice que solo los niños que se portan mal duermen temprano y no van a las fiestas donde siempre solemos ir. a veces hago travesuras para que me castiguen y no venir a estos sitios, pero papi nunca me castiga porque me quiere mucho. creo que a mami no la quiere tanto porque siempre le grita. ojalá mami se cure para que deje de ser torpe.
    está deliciosa la hamburguesa que papi me ha comprado. papi solo toma un vaso de cerveza. una vez me hizo probar y era horrible; él reía con la expresión que yo hacía. mami no quiere nada de comer ni de tomar, mira asustada por todos lados. ¿a qué le temes, mami? ¿habrás visto un fantasma?
    dejé de comer la hamburguesa cuando sentí que mi pancita estaba llena. papi se la está terminando, mientras no deja de ver a un chico que está sentado solo al frente de nosotros. me da pena, parece que está triste porque no tiene amigos. papi me mira y me dice que tenemos un nuevo amigo. soy feliz, el chico no estará triste cuando juegue conmigo.

(Fragmento)

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ANTHONY CCORI GUERRERO (Lima, 1990) Estudió periodismo audiovisual. Es autor de la colección de cuentos Un asunto familiar (2019). Con esta editorial participó en los libros Amor, horror y otros placeres narrativos; Atmósfera sombría; y 11 relatos sin final feliz.

*Este relato está incluido en su libro Lima nocturna (Edit. Poetas y Violetas, 2020)

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