Amor sin identidad - Salvador Briceño Lopez


AMOR SIN IDENTIDAD

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     Las clases acabarán dentro de poco, y aún no soy capaz de decirle que me muero por ella desde que salió a exponer frente a toda la clase de tercero sobre los aparatos reproductivos. Lo recuerdo muy bien, se puso muy roja por momentos, a veces tartamudeaba, sus manos no paraban de jugar entre sí. También recuerdo que llevaba su cabello rígidamente peinado, su uniforme impecable. Tan solo bastó un cruce de miradas y unas sonrisas cómplices para que desde hace 2 años sea su incondicional, su amante en secreto, sin que ella lo sepa. Pero ya me cansé de esto, Gabriela sabrá lo que siento por ella sí o sí antes de los finales, para no desconcentrarnos, claro. Cerró el cuaderno.

     El sol estaba en su clímax, tocó la campana del recreo, los pasadizos y el patio central se iban llenando de a poco. El ambiente resultaba agitado y tenso, muchos corrían detrás de los profesores (quienes salían de las aulas con sus libros entre los brazos a toda prisa) pidiendo algunos puntos de más o que les revisen trabajos atrasados, y todo esto era comprensible, tan solo faltaban dos semanas para los exámenes finales. Por eso, quienes estaban más preocupados eran los alumnos de quinto, ellos terminarían este año, con pena o con gloria, al fin terminarían, por fin.
     Al culminar el recreo y el ajetreo, todos entraron a sus aulas con caras resignadas, con los pies pesados y con el estómago casi lleno.
     —¡Oigan, chicos, ¿qué haremos para fin de año?! —Parándose al frente del salón, Condori gritaba.
     —¡Tu mamá calata, feo! —contestó desde el otro extremo García. Haciendo explotar a los compañeros en risas.
     —¡Cállate, imbécil! Aprovechemos que no ha venido el profe, quedemos en algo, mira que somos pocos. —El brigadier del 5º B se defendió. Y ciertamente eran pocos, no pasaban de los 15 alumnos, a diferencia del salón aledaño, 5º A tenía 22 alumnos y las niñas más bellas de todo el colegio.
     —Ya sé, ¿por qué no nos juntamos con el A? Así nos unimos y confraternizamos —dijo Morales.    
     —¡No! Lo que tú quieres es ver a Tatiana. ¡No te conoceremos! —respondió Diana, la sub-brigadier del salón. Se creó al unísono una carcajada en el salón.
     —Disculpen. Yo tengo mi casa sola este fin de semana, solo estará mi hermano mayor y lo puedo convencer —interrumpió las risas Francisca.
     —Tus viejos no te quieren, ¿no? —intervino García, creando nuevamente risas entre el alumnado. Algunos que no volteaban la vista para mirar el espectáculo hacían gestos de desagrado por el ruido que hacían los demás. Entre estos se encontraban López, Roger, Daniel, Gabriela y Perla.

(Fragmento)


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SALVADOR BRICEÑO LOPEZ (Lima, 1998) Estudia la carrera de Derecho. Ha participado con sus relatos en los libros Amor, horror y otros placeres narrativos (2016), Atmósfera sombría (2017), con esta editorial, y Literal (2018) 

Esta narración se encuentra en el libro ¿Quiénes abren las puertas? Once relatos de ficción (VV.AA.; Edit. Poetas y Violetas, 2018). El autor participa en el libro con este relato y con "Agente del tiempo".




Imagen de DarkWorkX en Pixabay

Comentarios

ILLASCCA MORASAN ha dicho que…
Wow! Me encantan las historias de de amor de estudiantes...me trae tiernas reminicencias de la juventud...¡Exitos Sañvador Briceño, éxitos POETAS Y VIOLETAS!!!