Divagancia - Gabriela Aranibar

DIVAGANCIA

"Polera, chompa, pantalòn, chalina, medias, chaleco, falda, chamarra, zapatos... polera, chompa, pantalòn..."

Al momento de recordar - conseguir, murmura las palabras que tiene en mente, al ritmo que sus dientes chocan entre sì, para tratar de dejar de lado ese infernal frìo que la persigue esta tarde. Mientras camina, tambièn repite el otro movimiento, las manos empuñadas que pausadamente se golpean, esta vez para recordarle al cuerpo que se tiene que seguir moviendo. Y sigue.

Camina sin parar por la calle màs plana que encuentra, golpeàndose, completamente desnuda; los pies descalzos, la piel de gallina, los muslos bañados con sangre vaginal, la cintura marcada y màs arriba las costillas que forman el marco - jaula para los senos caìdos, las manos que se pegan y el cuello pegado a la cabeza, boca hinchada ojo rasmillado, cara rasguñada, sin cabello. Y sigo.

Un asqueroso hombre me sigue, me agarra, me manosea, me lleva a un lugar caliente, y me viola, con ese su gusto a la loca, indefensa, puta. Odia a su mujer a partir de esta excitante figura de medio muerta, que no se compara en nada a esa gorda, incompetente, tierna a la que se tirarà despuès de esto. Y sigo.

"Polera, chompa, pantalòn, chalina, medias, chaleco,..."

Mientras està encima mìo, a punto de terminar, idealizando su siguiente fantasìa, dejo de resistirme y simulo disfrutar el momento. El hombre siente ese impotente deseo de acabar con tremendo dolor, insatisfecho y enfurecido busca en sus pantalones algo que pueda servir de escarmiento para esta jodida mujer. Y sigue.

Encuentra el cortaplumas que habìa comprado hace un tiempo e intenta clavarlo en ese desnudo tiempo, ese cuerpo ensangrentado. Pero la ve, esperando esa otra herida que realmente no importarìa, murmurando algo que no entiende, golpeando sus manos a un esquizofrènico ritmo, y siente compasiòn.

"Polera, chompa, pantalòn, chalina, medias..."

En el momento exacto en el que me clavarìa esa punta, sentì que se estaba arrepintiendo, y se sentò a pensar. No lo hubiera imaginado nunca, luego me puso su chompa que me sentaba como vestido y su chalina la envolviò en el cuello, me dejò en la calle. Yo seguì caminando, ya no sentìa tanto frìo. Y seguì.

"Polera, chompa, pantalòn... Ay no, no, no, no, no... Polera, pantalòn, medias, chaleco... noche..."

(de: Faltas para la desesperaciòn y mis perversiones)
Julio 2008
GABRIELA ARANIBAR
LA PAZ - BOLIVIA

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