Angel - Paul Guillen Cueva


"ÁNGEL"
(fragmento)


Puente de los suspiros.


En esos instantes no sentía nada, solo una gran y total indiferencia hacia ella. No era porque no me gustara, como ya dije antes era una chica preciosa, una buena hembra, solo que sus actitudes y todos los problemas que ella me causo, me molestaron y eso hiciera que por momentos maldijera el habérmela cruzado, pero a hora todo fue distinto, así ella se hubiera metido con 5, 10, 100 ó 1000 hombres, si era una puta, una marihuanera, una pendeja de mierda, una loca ó lo que fuere… ya fue. Lo único importante es que ahora ella estaba en ese instante conmigo. Y se me entregaba.

Nos miramos fijamente, tome su mano y ella la cerro fuertemente entrecruzándola con la mía, la botella cayo a un lado derramando su contenido, comente a sentir frío en mi espalda y el corazón empezó a latirme rápidamente. Entonces lentamente fui acercando mi rostro hacia ella, que arqueo su cuello y entreabrió su boca, así poco a poco sentí su respiración y el aroma que emanaba, toque sus labios cuando intempestivamente ella volteó el rostro poniendo su mejilla. Me sorprendió, pero reaccione buscando nuevamente su boca mientras ella giraba el rostro cada vez que lo intentaba, entonces le seguí el juego, mientras ella sonreía maliciosamente viendo que comenzaba a desesperarme, hasta que en un descuido logre pegar mi boca a la suya y por fin ella se detuvo.
–“Te tengo...”- murmure gruñendo.


Nos besamos suavemente, iba sintiendo sus labios, inhalando su respiración, pero cada vez nuestros besos eran más fuertes, ya no sentía solo su boca, sino su lengua que jugueteaba con la mía en una batalla de esgrima sexual, el entrechocar de nuestros dientes, el frío de la punta de su nariz… No la miraba, cerré mis ojos para no verla…solo sentirla.
Solté su mano y la cogí por la cintura colocando mi brazo por su estomago para acercarla más. Su respiración era muy suave y su duro vientre subía y bajaba cuando acariciaba el terciopelo negro de su blusa, me rodeo con su brazo y con su mano me arañaba delicadamente la nuca y el cuello.

Nuestra posición era muy incomoda pero no nos importo. Estábamos casi echados y pegados a la baranda del puente, afortunadamente no había nadie alrededor, al menos eso me pareció, el contenido de la botella de vino se había derramado totalmente aun lado, formando un charco y humedeciendo parte de mi pantalón. Mi mano acariciaba su vientre apretándolo, sintiendo su blandura y firmeza, hasta que fui subiéndola lentamente y pude tocar uno de sus senos. Ella en ningún momento dejo de besarme, sino que se aferraba más a mí.

Por ratos entre besos ella me susurraba frases en ingles o francés, palabras que aunque no las entendía, podía comprender que le nacían del momento de pasión que sentía en esos instantes, frases que como después me di cuenta eran groserías y de las más vulgares, pero resultaban tan excitantes para ella…y para mí.

Y cuando toda nuestra atención estaba en nosotros, sobre las escaleras aparecieron dos sombras que estuvieron observándonos detenidamente por unos instantes, hasta que avanzaron lentamente hacia donde estábamos y sin que nos diéramos cuenta, se detuvieron frente a nosotros.
-“¡Jóvenes, me prestan su atención por favor!”.

Esa frase nos hizo saltar de nuestra posición, volteé a mirar y observe un par de sendos borceguíes negros frente a mi rostro.

“Putamare...¿batida?”– pensé asustado, pero al levantar la mirada contemple a dos uniformados miembros del serenazgo de Barranco. Uno era alto, muy delgado y de tez trigueña, tenia puesta una gorra que le cubría parte de los ojos, su rostro tenia un aspecto muy cadavérico por lo flaco y chupado. Usaba un bastón de defensa en la mano y al que por momentos lo giraba entre sus huesudos dedos. El otro sujeto, aquel que nos hablo, era moreno, de baja estatura, también portaba un bastón pero lo tenía enfundado en su cintura.

Los dos nos miraban, aunque su atención era mas a ella que a mí.

-¡Jóvenes, no les voy a preguntar lo que están haciendo, porque es demasiado evidente, pero lo que si les voy a pedir es que sus vainas las hagan en otro sitio y no estorben la vía! Mientras el sereno hablaba, rápidamente nos fuimos acomodando hasta quedar sentados frente a ellos. Yo estaba muy avergonzado, pero ella les sonreía maliciosamente.
-“Muchachos... sobre todo tu pelucón –me hablo el cadavérico, el cual hablaba con un acento achorado- ¿no puedes aguantarte y llevarla a un sitio mas privado... sabias que ahora los telos están baratos? –entonces dirigió su mirada hacia un lado y vio la botella caída y el charco que se había formado- ¡Y encima ensucian y maltratan la propiedad publica!”
-“¡Levántense, se vienen con nosotros a la camioneta!” –dijo el moreno mientras que recogía la botella vacía del piso.
No se me ocurrió que decir, no sabia como reaccionar, pero de repente ella colocó su rostro sobre mi hombro y poniendo una mirada confundida hablo en voz alta.
-“Honey…who these two retarded?” (“¿Cariño... quienes son estos dos tarados?”)- Me quede helado, que rayos me estaba hablando esta loca.
-¡Eh... caballeros, disculpen lo que ustedes han visto pero es que... la señorita es una amiga... es turista, ha estado tomando, se ha sentido mal, se había desmayado y yo la he estado reanimando...”
Los dos serenos se cagaron de risa cuando dije eso (fue lo primero que se ocurrió) hasta ella me susurro en el oído –“That idiot is...” (Sin traducción) .
-“Ah... miss Helen... -le dije inventándome un nombre para ella, sin importarme las risas de los serenos y apelando mi escaso manejo del idioma ingles- they are of the serenazgo”
-“¡Hello dribbly!” (“¡Hola babosos!”) –Les dijo con un gesto amistoso.
-“¿Qué dijo…?”- me pregunto el cadavérico con un gesto de intriga.
-“Eh, dijo... hola, encantada”
Los dos serenos le sonrieron y luego hicieron un comentario entre ellos.
-“Joven –dijo el moreno- yo sé que usted esta tratando de hacer un deber patriótico al demostrar la calidez del pueblo peruano y dejar bien en alto la imagen del Perú a las turistas, ¡¡Pero le vuelvo a repetir que sus vainas las hagan en otro sitio...y no den el mal ejemplo a la sana, honesta y respetable juventud barranquina!!”.
-“¡Esta bien, no se sulfuren... les agradezco su comprensión caballeros –le respondí- les pido disculpas y nos retiramos!”.
-“Por esta vez jóvenes, pasaremos por alto todo esto; pero si vuelvo a verlo a usted haciendo cochinada y media, lo llevamos a la comisaría por atentar contra la moral y buenas costumbres, por maltrato a la propiedad publica y el ornato del distrito”.
-“Vamonos” –le dije a ella que se levanto de un salto e inmediatamente me abrazo acariciando mi estomago, me miro un momento y luego los miro a ellos y volviendo a sonreírles se despidió haciéndoles un guiño y con una voz muy sensual les dijo:
-“Bye bores and don´t for get to wash themselves the ass” (“Adiós babosos y metanse su palo por el culo). Mientras nos íbamos, escuche la voz del cadavérico que a nuestras espaldas me pregunto.
-“¡Oye y ahora que dijo!”- y sin voltear yo les respondí.
-“Eh, dijo... Adiós y cuídense mucho”.
Ella comenzó a reír mientras caminábamos con dirección a las escaleras que daban a la bajada del puente. Los serenos por el contrario continuaron su camino hacia las escaleras de la ermita. . Mientras me acariciaba se reía burlándose de mis palabras.
-“Ja, ja, ja... perdón caballeros... como no caballeros... gracias caballeros... disculpen por ser tan puto caballeros... ¿les puedo besar el culo caballeros?...ja, ja ja. Cómo dirían por aquí... ¡¡Qué huevon eres... Hendrix!!, ja, ja, ja”
-“¿Dime, a ti no te han enseñado buena educación en tu casa?, Ellos son la autoridad y se les respeta” –ella tuvo otro ataque de risa cuando me escucho. Seguimos caminando hasta que nos detuvimos al borde de la escalera, ella se soltó dio media vuelta y me hizo un saludo militar con su mano derecha. Observe su rostro y por primera vez me di cuenta lo hermosa que era su sonrisa.
-“Oye... ¿Qué les has dicho... no entendí ni mierda? Me asustaste, un poco mas y nos metes en problemas”.
Me abrazo rodeándome el cuello y nos juntamos para besarnos nuevamente durante un buen rato, mientras lo hacíamos ella bajo sus manos hasta tocar mi trasero, acariciándolo, luego separándome de ella un momento, me quede pensando en todo lo que había pasado y preguntándome que era lo que podría ocurrir después.
-“¿Qué tienes...?” –dijo mirándome intrigada.
-“No sé que me esta pasando, ni porque estoy haciendo todo esto, te conozco solo hace unas horas y mira lo que estamos haciendo... No sé ni tu nombre, ni porque...”- y volvió a besarme sin dejar que terminara de hablar.
-“Al menos dime tu nombre... el verdadero... por favor” –insistí despegándome de su boca.
-“Por que no me llevas a un lugar más tranquilo, Hendrix – me susurro coquetamente sin despegarse de mi boca- Quisiera saber algo... ¿si estuviéramos completamente solos que harías?”
La mire pasmado... y feliz -“¿Qué quieres que haga?”-le susurre.
-“Tal vez... te dejaría hacer... lo que tu quieras”.
-“Vamos abajo”-le dije casi gruñendo. Tome su mano y bajamos rápidamente por las escaleras hasta llegar a la bajada. Una ligera neblina cubría el suelo, mientras una suave brisa refrescaba el ambiente. El panorama era desierto los faroles iluminaban tenuemente el lugar, mientras observábamos a nuestro costado a una pareja que subia po las gradas y una vendedora ambulante que nos ofreció cigarros, pero no le hicimos caso. Avanzamos unos pasos hasta ubicarnos en el medio de la vía y sin dejar de abrazarnos nos volvimos a besar luego caminamos lentamente por la vereda, nos ubicamos debajo del puente. De repente uno de los faroles al fondo de la bajada empezó a perder energía y a bajar la intensidad de su luz hasta apagarse completamente hasta que ese sector quedo completamente a oscuras. Nos quedamos observando esa escena por unos instantes como presintiendo que el destino nos hubiera preparado un lugar propicio para los dos, mas aún al percatarme que debajo del farol en la oscuridad, había una banca vacía esperándonos, avanzamos hasta ese lugar lentamente sin mirarnos ni, decirnos nada, sumiéndonos en aquella cómplice oscuridad. Al llegar ahí nos sentamos y por primera vez me percate que todo estaba quieto, no se oía bulla. Las sombras nos protegía de cualquier mirada indiscreta, pero en si, era aquella tranquilidad y sobretodo el silencio lo que más me impactaba.

Hasta que sentí sus brazos rodeándome el cuello y su boca mordisqueándome suavemente el lóbulo de mi oreja, la deje actuar pero no reaccione, seguía concentrado en aquel silencio y deje que ella hiciese lo que quiera.

-“¿Oye…ahora que té pasa?” –me preguntó, pero no le respondí, solo la abrace e incline mi cabeza hasta tocar la suya, acariciando con mis labios su nuca y luego rozándola suavemente. Al hacerlo empecé a sentirme excitado, su aroma natural era muy intenso en esa parte de su cuerpo - “¿No te sientes bien... o te esta molestando mi...?”

No lo resistí, la deseaba completamente, ni siquiera la deje que terminara de hablar; La tome firmemente y la bese con fuerza haciendo que ella abriera la boca al mismo tiempo que yo, ella reacciona abriendo desmesuradamente sus ojos al sentir mi embestida y separo un poco su boca para poder respirar, pero no deje que lo hiciera mucho tiempo, no quería despegarla de mí. Pero ella de manera brusca me suelta y mirándome como si fuera un felino se lanza sobre mi cuello mordiéndolo, con tanto ímpetu que hizo que cayera de costado sobre el asiento con ella encima de mío.

Nos quedamos quietos en esa posición, ella me miraba fijamente con una sonrisa maliciosa, su cabello ondeado caía como una cascada sobre mi rostro. En esos momentos solo me deje llevar por el instinto, lo que ocurriese después o si hubiese gente mirando no me importo y creo que a ella tampoco. Ángel se acomodo en cuclillas sobre mí y yo acomode mi cuerpo hasta quedar totalmente echado estirando una pierna sobre la banca y con la otra apoyándome en el piso. Lentamente ella se recostó encima de mí apoyando sus manos en mi pecho dirigiendo lentamente su boca a la mía. Yo espere inmóvil, solo la miraba dejándola actuar, mientras ella me besaba, pasaba mis manos alrededor de su cintura apretandola fuertemente hacia mí.

En eso de repente subiendo desde la playa pasó por nuestro costado una pareja y se nos quedaron observando en la penumbra, eran muy jóvenes y estaban ebrios, al menos él podía caminar porque su chica estaba en peor condición, con un brazo la tenia como sosteniéndola y en su otra mano tenia una botella de cerveza. Ángel se detuvo, se irguió y los miro con una sonrisa. Yo recién me percate de eso al verla voltear la mirada.

-“Hola chicos... –les dijo mirándolos fijamente- ¿Quieren ver algo divertido y estimulante esta noche?” –Entonces, sin dejar de mirarlos ella empezó a mover su cadera lentamente, sentí el rozar de sus partes sobre mí, la fricción sobre mi sexo hizo que tuviera un ligero espasmo mas aun cuando ella se detiene un momento, se acomoda mejor, volvió a mirarme y continuo moviéndose mas rápido
-“¡¡No espera, estas loca… ¿que haces...?... no, aquí no!!” –le dije muy turbado tratando de detenerla, pero ella continuo sobandose, indiferente a mis palabras hasta que de repente el chico que sostenía a su pareja nos mira con morbosa curiosidad mientras toma un trago de su botella.
-“Te envidio causa... ni ella –y zarandeó a su hembra que con las justas podía mantener el equilibrio- lo puede hacer así”. Volvió a tomar otro trago mientras su flaca abría los ojos reaccionando de su estado y luego mirándonos con una expresión de agrado. Ángel seguía moviéndose como si disfrutara en verdad lo que estaba haciendo, gemía, sonreía y agitaba su cabello sin ningún pudor, mientras yo deje de contenerla limitándome a seguir su ritmo, pero luego me fue agradando su jueguito y sin querer empecé a sonreír hasta que sentir que el cosquilleo fue mas intenso, no pude resistirlo entonces estalle en risa.
-“¡No te detengas... ja, ja, ja... ya estoy llegando... ja, ja, ja!”.
-“Ah, ah, ah, ah...”.
-“Ja, ja... ja, ja, ja”.
Ángel se movía ahora lentamente, bamboleándose sobre mí, hasta que simulando (…o sintiéndolo) un orgasmo se detuvo lanzando su cabello hacia adelante, cubriéndole el rostro. Yo seguía echado riéndome y la parejita que nos observaba empezó a aplaudir aunque con dificultad por su estado de embriaguez.
-“¡Bravo... háganlo otra vez... que se repita!” –grito la chica con voz emocionada.
-“¡Ya vez Fiorella, aprende, así se hace... tu nunca me haces reír!” –le decia el chico
-“Pero si contigo es para llorar...imbecil” –le contesto ella a su vez en medio de un eructo. Entonces comenzaron a discutir entre ellos.
-“¡Hey disculpen...! –les interrumpió Ángel mientras de un tirón se acomodaba el pelo hacia atrás- el espectáculo ya terminó y queremos estar solos... podrían desaparecer por favor” –entonces la pareja de enamorados se despidieron con un simple chau y se alejaron entre risas y tropezones. Apenas desaparecieron nos quedamos quietos, otra vez en silencio mirándonos casi sin pestañear, con mis manos acariciaba su cintura, sentía que el terciopelo de su camisa acentuaba mas la firmeza de su piel.
De repente al juguetear con los botones inferiores de su camisa descubro un pequeño aro plateado que perforaba la parte superior de su ombligo.
-“¿Quieres verlo?” –me dijo con una voz suave. Entonces con sus manos y apartando las mías, fue desabrochando lentamente los tres primeros botones de su camisa abriéndola. Alce mi cabeza y lo que vi en ese instante me dejo perplejo. En efecto en su ombligo lucia un arito de acero plateado, pero desde el ombligo nacía un enorme tatuaje, abrí un poco más los pliegues de su tela y descubrí que la figura abarcaba gran parte de su cintura, era una especie de dragón o serpiente alada. Una de sus garras bordeaba una flor de loto que estaba dibujada alrededor de su ombligo. El dibujo del dragón era muy realista y de colores muy vivos, parecía flotar debido al movimiento de su vientre cada vez que ella respiraba. Me quede observando esa figura por un buen rato, me sentia pasmado por la fuerza y la crudeza que transmitía esa imagen, quise tocarla y coloque la palma de mi mano sobre aquella imagen, mientras ella ondulaba suavemente su vientre, pero la saque rápidamente... no estoy seguro pero sentí que quemaba.

No lo soporte mas y deje caer mi cabeza bruscamente sobre el asiento de la banca y mire hacia el cielo. Ya no me sentía igual, Ángel ya no era cualquier chica para mí, ella era distinta, definitivamente muy distinta. La atracción que sentía hacia ella no era ya física sino algo mas profundo, más fuerte... algo que ya no pude controlar.
-“Ángel, yo... yo estoy enamorado de ti....”


Paul Guillen Cueva
Vivo en un lugar llamado Chorrillos, en una calle llamada Costa Azul frente a un parque enrejado con plantas y flores, entre dos Supermercados, mi calle no tiene rejas y es la única que une Av. Huaylas con Av. Paseo de la Republica, donde todo está a la mano, la gente es feliz y todo es perfecto...¡¡no es lindo!!! :-) Ah me olvidaba...aquí tambien los chanchos vuelan.
Relatos: "Angel"
Poemas: "Mónica", "El último diamante", "Noche de Autocad", "El suicida".


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